Llevamos ya varias entradas hablando de la energía que el cuerpo humano tiene y como mejorarla a través de meditación, respiración o del pensamiento positivo. Hoy, hablaremos de cuales son las consecuencias del estrés de nuestra vida urbanita en ese eje energético que poseemos. Y algunos os preguntaréis, y ¿por qué vas a hablar de esto? Pues porque estas dos últimas semanas he estado más estresado que la moto de un hippy y creo que mi experiencia os puede ser de utilidad :-)
Comencemos explicando que cada célula de nuestro cuerpo vibra a una determinada frecuencia emitiendo un campo electromagnético. Por este motivo, podemos ver estas células en sus agrupaciones mayores, es decir, vibra en la frecuencia captada por el ojo humano (entre los 400 y los 700 nm) y por eso nos vemos brazos, piernas, cabeza, etc. Esta vibración celular, puede verse alterado por algunos aspectos, como hemos explicado otras ocasiones, como una mala dieta, una forma de vida estresante, etc.
Cuando nos encontramos en un estado relajado, la vibración celular disminuye haciendo que la emisión electromagnética sea más homogénea y sin picos. Imaginaros un enchufe de corriente alterna donde enchufamos cualquiera de nuestros electrodomésticos. Cuando funciona correctamente los electrodomésticos funcionan con normalidad, pero en ocasiones, existen picos en la longitud de la onda eléctrica que acaba provocando que los transformadores de los aparatos se quemen y dejen de funcionar. De esta misma manera sucede con el cuerpo, solo que no tenemos ningún transformador que se queme, y nuestro rango de tolerancia a picos suele ser elevado.
Es decir, si estamos relajados y llevando una vida relajada, nuestras células vibran a una frecuencia baja. Sin embargo, cuando estamos en momentos de tensión, nuestras células empiezan a vibrar de una manera más rápida, aumentando la longitud de onda. Esto que aparentemente puede carecer de importancia, la empieza a adquirir cuando el proceso de tensión es continuado en el tiempo.
Dejemos a un lado la teoría, y os voy a hablar de mi experiencia. En nuestro día a día no somos conscientes de la vibración celular. Estamos continuamente haciendo cosas, moviéndonos, corriendo, andando y en estas actividades, la frecuencia celular pasa desapercibida. Sin embargo, cuando dormimos, podemos ser más conciente de ella. En mi caso, esta semana pasada después de una temporada de estres, mes despertaba a mi hora de siempre. Bueno, realmente, era consciente de que estaba despierto, pero todavía quería dormir un poco más XDD Pero justo en ese momento, me di cuenta que mi cuerpo estaba vibrando más rápidamente de lo normal. Como cuando estamos nerviosos e intentamos aguantar una hoja de papel con la palma de la mano. En ese momento, me di cuenta que había llegado a un nivel de estrés que no era bueno para mi y debía tomarme las cosas con más calma. Ese mismo día, tube que realizar varios ejercicios de respiraciones profundas para intentar que mi cuerpo no siguiese en ese camino.
Al igual que los terremotos en los puentes o edificios, un periodo de vibración alta durante mucho tiempo, empieza a afectar a los organos internos de nuestro cuerpo, nuestra manera de pensar y, por supuesto, a nuestra energía. Además, cuando se supone que deberíamos descansar (cuando dormimos), si nuestro cuerpo sigue vibrando, nuestra energía no se regenera, lo que acabará llevándonos a un estado de cansancio general y posiblemente no sepamos por qué, ya que el periodo de estrés ha podido desaparecer.
Para no extenderme mucho más, recordad las técnicas que hemos explicado para poder llegar a un estado de relajación. Aunque penséis que estáis relajados, no os dejéis engañar por vuestro día a día, sino oid a vuestro cuerpo en estados de calma completa.
Sed felices en estas vacaciones y sobre todo, relajaos. Yo os dejaré hasta primeros de agosto, ya que he decidido desconectar para conseguir un estado de relajación adecuado ;-)
Nos vemos a mi vuelta.
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